🔋 1. Vibrador clásico
No falla. Nunca.
Es como el fernet: lo probás una vez y no lo largás más.
El vibrador es ese amante silencioso que no pide, no llora y no se corre antes de tiempo.
Te hace acabar rápido, lento, sola o acompañada. Y lo mejor: no te juzga si después pedís otra vuelta.
⛓️ 2. Esposas suaves
¿Te gusta mandar? Perfecto.
¿Te gusta que te manden? Mejor todavía.
Porque estar atada y sentir que no podés mover un dedo mientras alguien juega con vos…
es como firmar un contrato con el diablo y disfrutar cada cláusula.
🍑 3. Plug anal
Sí, el culo también juega.
Pequeño, pero matón.
Lo metés y de repente cualquier polvo se convierte en fuegos artificiales.
Es el tabú más buscado en Google… y cuando lo probás entendés por qué.
💍 4. Anillo vibrador
Esto es democracia en la cama: él siente apretado, ella vibra en cada embestida.
Es como convertir un polvo básico en un show de luces de Tomorrowland.
Simple, barato y un “¿cómo no lo usábamos antes?”.
💣 5. Bala vibradora
Pequeña, discreta, peligrosa.
La llevás en la cartera como si fuera un labial…
pero la sacás y te hace acabar más fuerte que el WiFi cuando vuelve después de tres horas cortado.
En un telo, en el baño de un bar, o en la cocina mientras hacés lasaña. La bala es caos sexual en tamaño mini.
La cama puede ser aburrida como misa de domingo… o puede ser un festival con luces, gritos y vecinos golpeando la pared.
La diferencia está en lo que guardás en el cajón de tu mesa de luz. Si está vacío, es hora de llenarlo.
Porque te lo digo yo: el juguete no reemplaza a nadie. Solo mejora la joda. Y si todavía pensás que te da vergüenza… es porque nunca acabaste con un plug en el culo y una bala vibrando en el clítoris al mismo tiempo.
😉 Después de eso, hablamos.